Vivir un encuentro de Champions League en el Santiago Bernabéu es algo increíble. El estadio se transforma y todos somos conscientes de que se trata de un día especial. La Champions es la competición favorita para cualquier aficionado del Real Madrid. Cada temporada el sueño de todos los madridistas es volver a ganar este título. Y por eso, la responsabilidad que tenemos cuando jugamos estos partidos aumenta.
Desde que llegamos al estadio o estamos en el vestuario cambiándonos antes del choque, sentimos que es especial. Se nota en el ambiente. Una atmósfera que hace que cada noche de Champions sea mágica. El público se transforma y no deja de animarnos ningún instante. Sentir que se dejan la piel por nosotros nos da un plus para pelear cada balón, para correr un poco más y para intentarlo hasta el final.
Esta semana, volvimos a vivir una noche mágica ante el Inter. Nos jugábamos el primer puesto del grupo y nuestra afición nos demostró un día más por qué es la mejor del mundo. Superamos al equipo italiano y pudimos celebrar con todos los aficionados madridistas el pase para octavos, consiguiendo un resultado ideal para antes de uno de los partidos más importantes de la temporada, el derbi frente al Atlético de Madrid.
